domingo, 5 de septiembre de 2010

Renunciar a un deseo humano


«…cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.» (Lucas 14, 25-33)

La vida del ser humano es social por sobre todas las cosas, y a lo largo de su historia se ven de distintas formas la expresión de su personalidad en el carácter, y en todo aquello que a través de su cuerpo se da a conocer en el entorno. En esa forma de expresión que se puede observar ‘qué se persigue’ en las distintas cosas a las que se dedica tiempo. En cada cuestión que lleva a perseguir algo, conviven aspectos que no solo distinguen las personalidades, sino también una cualidad que colabora en la orientación del desarrollo de las conductas: el deseo. Sin entrar en la variedad de interpretaciones sobre el concepto de deseo, creo que estaremos de acuerdo en entender al deseo como aquella fuerza motivadora que nos lleva a hacer las cosas que hacemos. Este deseo nos conduce en la vida a través de los caminos del ser y del tener. Cuando hablamos de ser, hablamos de ‘ser como alguien’… y cuando hablamos de tener, hablamos de ‘tener-poseer a alguien-algo’; de modo que a lo largo de nuestra vida nos dedicamos -a través del deseo- a la búsqueda de ser como (identificaciones con los modelos), y a hacer lo posible para poseer algo-alguien.
A medida que vamos desarrollando nuestra historia, nos vemos atravesados por aquello que orienta nuestras conductas, y que nos hace sostenedores del sistema de creencias que regula los gustos e intereses instituidos en nuestra convivencia. Jesús interviene en este mundo y sin desconocer estos atravesamientos que condicionan la vida del ser humano, propone una reorganización de las relaciones interpersonales. Esta propuesta-acción de Jesús busca un cambio interior muy profundo (no basta con cambios exteriores, dado que los cambios exteriores pueden ser apariencias, engaños y hasta mentiras). El cambio debe nacer en el corazón mismo, en lo profundo de los sentimientos, a llí donde opera el mismo deseo. Jesús va a exclamar, casi como una sentencia: ‘el que no renuncie a lo que posee no puede ser mi discípulo’ (Lc 14,33). Esta renuncia no se dirige a un acto externo (venta de posesiones, o abandono del sustento), se dirige puntual y precisamente a una cuestión interna del ser humano: aquel deseo que motiva un comportamiento que conduce al perjuicio, abandono u olvido de las necesidades que sufren las personas.
Si se tratara solo del renunciar a ‘posesiones’ externas, la salvación sería comprendida como un proyecto individual y aislado del entorno. Tardará muy poco tiempo en diluirse lo poco que poseemos en medio de las necesidades del entorno, y sin dudas las necesidades no solo perdurarían, sino que seguirían incrementándose. En esta manera de interpretar hay dos cuestiones que no son coherentes con la salvación de Dios en Jesucristo: una es que la salvación no es solamente individual (si renuncio a mis posesiones ya tengo garantizada mi salvación); y en segundo lugar el proyecto de salvación constantemente establece una relació ;n de servicio y solidaridad con la necesidad del entorno (para lo cual es necesaria una motivación distinta a la que propugna el individualismo). Hay que acentuar el significado de la acción de renuncia, antes que el de posesiones. Si algo hace la presencia de Cristo entre nosotros/as, es afectar nuestros corazones, y lo hace dándonos una nueva fuente de motivación, distinta a la que por naturaleza tiene el ser humano. Esto no quiere decir que se debe suprimir el deseo, dado que eso sería equivalente a la muerte; tal vez por esta razón San Pablo relaciona al bautismo con la muerte del ‘hombre viejo’ y el nacimiento del ‘hombre nuevo’ (Rom 6). Morir al pecado podría ser un equivalente de renunciar a lo que poseemos. Si hay que renunciar a algo, es a aquello que nos conduce al desinterés por poner nuestra vocación al servicio de la satisfacción de las necesidades de los demás, y hay que tener presente que ‘los demás’ también son seres humanos y tienen los mismos atravesamiento que todos/as, de modo que para lograr progresivamente estos renunciamientos es necesario reeducarnos (y no solamente deshacernos de unas ‘monedas’).
Es tiempo de reflexionar esta renuncia que nos pide Cristo en nuestra convivencia social, son evidentes los deseos que motivan un comportamiento que nos conduce al perjuicio, abandono u olvido de las necesidades que sufren los demás, necesitamos reeducar nuestras responsabilidades como autoridades, como organizaciones, como pueblo, para progresar en salud y libertad.

(Fabian Pare)

jueves, 2 de septiembre de 2010

POR SENDAS DE JUSTICIA


Decenas de miles de personas siguen desaparecidas en el mundo por motivos políticos. Más de 114,000 familias españolas siguen sin saber donde están sus seres queridos, desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo, al igual que miles de casos en Argentina de desaparecidos durante el gobierno militar.
El 30 de Agosto, el Día Internacional de los Desaparecidos, Amnistía Internacional sumó su voz a la de los familiares de las personas desaparecidas para pedir a los Gobiernos de todo el mundo que inicien investigaciones imparciales sobre todo los casos de desaparición forzada, lleven ante los tribunales a los responsables y ratifiquen la Convención sobre Personas desaparecidas de Naciones Unidas para luchar contra esta práctica abominable.
Como Iglesia cristiana comprometida con nuestro tiempo reafirmamos nuestra búsqueda de Justicia y Verdad:

“Dios nos guiará por sendas de justicia” Salmo 23: 3 b

- Afirmamos que es nuestro deber trabajar por alcanzar tal comunidad y vivir de acuerdo a lo que vemos en Jesús, en quien el Reino del amor, verdad, libertad, justicia y paz, se hace presente entre los hombres.
- Afirmamos por lo tanto, que debemos ejercer una crítica activa, oponiéndonos constructivamente a todo sistema que esté basado en el egoísmo, la hipocresía, la represión, la injusticia y la violencia institucionalizada.
- Afirmamos que es nuestra responsabilidad buscar permanentemente una renovación total que modifique el estado de cosas existente, fruto del pecado, a la luz de lo que entendemos debe ser la vida humana, cual fuera expresada en Cristo, y no limitarnos a actos de beneficencia, y mucho menos sancionar con nuestra bendición aquellas formas de supuesta caridad que degradan la personalidad humana, ni conformarnos con mejoras que no conducen al propósito de Dios respecto al destino humano. Guardar silencio frente a la necesidad, a la injusticia y a la explotación del hombre es traicionar a Cristo.

Afirmación de Principios Sociales de la Constitución y Reglamento general de la IEMA. (final)

miércoles, 25 de agosto de 2010

TESTIMONIO DE UN PASTOR CANSADO


¡Me cansé!. Sé que seré criticado. Conozco muchos pasajes de la Biblia que prometen dar fuerzas al que no tiene ninguna. Sé que la Biblia dice que Él puede aumentar mis fuerzas como las del búfalo. También sé que Jesús puede aliviar mi cansancio. También sé que algunos me criticarán y dirán ¡qué negativo! Sin embargo, no puedo disimular: ¡Me encuentro exhausto!
Aclaro, no estoy cansado de Dios ni mucho menos, ¡Es un privilegio servir a Dios! Cada día pongo todo el corazón en lo que hago; amo a Dios por sobre todo, amo a mi familia y a mis amigos, mi congregación... ¡He recibido tanto de Dios! Mi agotamiento y frustración tienen otras razones.

¿Cansado de qué?
Me aflige hasta el cansancio escuchar “Los mensajes” de aquellos que se enriquecen con el Evangelio. Ya no aguanto más que se tomen textos fuera del contexto, para apoyar su avaricia, y vender sus revelaciones al mejor postor. Destruye mi ser interior, porque sé que les están tomando el pelo. Me cansé de oir programas de radio donde los pastores no predican el verdadero Evangelio..., sólo saben pedir dinero, dinero y más dinero. ¡No saben otro tema! Cansado estoy de la llamada T.V. “Cristiana” que vende los milagros por 70 dls. al mes, "Pacte", "Pacte",
”Pacte” con Dios, dicen, eso me hace inevitablemente volver al oscurantismo de la edad media, “por cada chelín que deposite en el arca, Ud. recibirá las bendiciones de Dios” dicen los modernos Tetzéles. Estoy cansado de escuchar “Siembre una semilla en mi ministerio” ¡Uf, uf y recontra uf! Estoy cansado de “Cubrirle las espaldas” a todos esos delincuentes metidos en la iglesia, ¡Ya no puedo más! Hastiado estoy de conciertos “para la gloria de Dios”, y ¿qué de las brujerías metidas en la iglesia?: “Invoco la prosperidad en tu vida”, “Decreto una vida de éxito para ti”, “Desato las riquezas para ti“. Me cansé de estar explicando la diferencia entre la verdadera fe bíblica y las creencias populares supersticiosas que enseñan los “Apostoles y Profetas” modernos.

¡Cuidado que el diablo se suelta durante la semana!
No aguanto más cultos para atar demonios o para quebrar las maldiciones que están sobre México y sobre el mundo, que no tienen efectividad alguna, pues no tienen base bíblica. Seguramente “atan” a satanás con una cadena tan larga que llega hasta la luna, porque anda tan suelto como siempre, y los hermanos atando y atando. ¡Estoy exhausto! ¡Ya se les acabaron los nudos! Cada reunión lo atan... ¿Y se suelta entre semana? ¿Para volverlo atar el siguiente domingo?
Me cansa la aburrida repetición de las teologías sin base biblica. Estoy cansado de oir “No juzgueís, para que no seaís juzgados”, estoy cansado de que los predicadores les pongan bozal a las ovejas y que les digan “No toqueís al Ungido de Jehová”, en lugar de decir como Pablo, ”Todo lo que oísteis y visteis y aprendisteís de mi ESTO HACED, y Dios estará con vosotros”.

El Titanic de la bendición
Me cansan los super ungidos que te hacen viajar a donde viven para imponerte las manos y... ”Transmitirte la visión”. Que doloroso es observarlos sin la verdadera unción del Espíritu Santo, buscan crear ambientes espirituales con gritos y manifestaciones emocionales. No hay nada más desolador que un culto carismático con excelente sonido y luces multicolores, humo que pretende ser la “Nube de gloria de Dios”, pero sin vitalidad espiritual, el ruido, los gritos y el desorden, las luces y el humo, no son espiritualidad. Me cansé, incluso, de los chistes trillados sobre Pedro y muchos otros.
¡Cuantos “Comediantes cuentachistes”!... estoy tan abrumado...
Y del ultimo grito de la moda evangelica…..Viajar en un “Titanic” por el Caribe acompañado de los cantantes cristianos más famosos y que han ganado Grammys, y con los mejores MOTIVADORES que te rascaran el oído con sus chistes y grandes revelaciones sobre el éxito y la prosperidad.
Me cansé de ver “Evangelistas” que tiran el saco a las multitudes para recibir “La unción de Dios”. Me dejan abrumado, al verlos “caer bajo el poder de Dios” para ser filmados en video y después decir: ¡Avivamiento! ¿Avivamiento o Agitamiento? o ¿Aviva... Miento?
Me cansan las preguntas que me hacen sobre la “vida cristiana”. Recibo todos los días correos electrónicos de personas que me preguntan si pueden ir a fiestas del mundo, hacerse tatuajes, danzar, caer en “El espíritu”, ”reírse santamente”, recibir tratamiento con acupuntura, practicar karate y hasta yoga. La lista es enorme y parece inacabable. Me cansa ese “cristianismo” mediocre tercermundista, carnal y ciego.

21 claves para ser más rico que Salomón y más ungido que su padre
Me cansan los libros de escritores norteamericanos evangélicos traducidos al español. Ya no aguanto más libros de veintiún pasos para un liderazgo exitoso,
¿Super cristianos en 40 días?, todos estos best sellers sólo han venido a mostrar la verdadera condición de la iglesia. Miseria espiritual, ¡IGNORANCIA DE DIOS Y SU PALABRA Y ANOREXIA ESPIRITUAL! No logro entender como una iglesia necesita copiar los ejemplos de centro y sudamerica. Me cansé de tener que opinar si estoy de acuerdo o no con el nuevo modelo de iglecrecimiento copiado de la mercadotecnia secular y que está siendo adoptado POR TODO EL MUNDO ENTERO.
Me desespera tener que explicar que no todos los pastores son fraudulentos y mentirosos, aduladores y de doble moral. No existe nada más extenuante, desgastante y agotador tener que demostrar, a familiares y amigos cristianos y no cristianos, que aquel último escándalo de la farándula cristiana es una excepción. “No todos somos iguales”, ¡ya me cansé de repetirlo!

Apostolitis aguda
Me cansé de los hambrientos de poder, de reconocimiento y de poder POLITICO, EL LIDERAZGO ESTÁ ENFERMO DE “APOSTOLITIS” AGUDA. Me cansé de los que presumen ser “Doctores” en teología con su título que cosiguieron por 1500 dls. en internet. No soporto escuchar que otro más se autoproclamó “PROFETA” y "APOSTOL”.
Sé que estoy cansado, sin embargo, seguiré adelante, ya no puedo volver atrás.
Es hora de emprender el regreso
PERO HE DECIDIDO no participar más en el “Cristianismo”que fabrica becerros de oro y vacas sagradas. No me pelearé por los primeros lugares en los eventos más renombrados que organizan las mega-iglesias. Jamás ofreceré mi nombre para componer la lista de oradores de cualquier conferencia DONDE SE COBRE LA ENTRADA. Renuncio a querer adornar mi nombre con títulos de cualquier especie. No deseo ganar aplausos de auditorios famosos.
¡Buscaré la convivencia de CRISTIANOS Y DE PASTORES QUE NO TENGAN ESPÍRITU DE PLATAFORMA!
Posiblemente dirás ”Que frustrado y negativo te ves y te oyes” Sí, lo estoy, pero no de Jesús y su hermosa palabra que alumbró mi caminar, sino de las mentiras, fraudes y corrupción de los que se autodenominan “Ungidos de Jehová” .

ESCRITO POR CHUY OLIVARES DE MÉXICO

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Nota: Chuy Olivares fue quién comenzó junto a Marcos Witt y Jorge Lozano todo el movimiento de Alabanza y Adoración en los '90. Es pastor desde hace mucho tiempo de una Iglesia en Mexico. Y se retiró desde hace algunos años de lo que él llama "el escaparate de la farandula cristiana", dejando de predicar en lugares donde se cobra la entrada, no firmando ciertos contratos que lo hubieran llenado de dinero pero que, según él, no se trataba de otra cosa que vender el Evangelio entre editoriales, discográficas y managers al mejor estilo "mundo del espectáculo".

domingo, 22 de agosto de 2010

LO QUE ENFERMA Y CAUTIVA

«… el principal de la sinagoga enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo…» Lucas 13, 10-17

El pueblo con el que convivía Jesús, al igual que otros pueblos en distintos tiempos y espacios, tenían un sistema de creencias que regulaba la convivencia. En ese sistema de creencias la ley ocupaba un lugar sumamente importante o central, dado que se la relacionaba con la voluntad de Dios mismo: si la ley lo dice, entonces Dios lo dice. En este sistema de creencias hay un grupo de personas autorizadas a interpretarlas y a exigir su cumplimiento, y una comunidad que sostiene en sus lugares a los que cumplen ese rol y a los otros roles en la población. De esta manera estaba regulada la convivencia y se hacía conocer lo que cada uno podía o no hacer, y entre las cosas que eran sabidas por todos, era que el día sábado debía dedicarse al reposo, es decir evitar cualquier tipo de trabajo. Esto en la meticulosidad de la interpretación de la ley llevaba a ciertos problemas, porque el trabajo está relacionado con cualquier acción que realice el ser humano, en la que involucre tiempo, acción sobre algo y como efecto adviene una modificación en la persona que realiza la acción y sobre el objeto actuado. Desatar al buey y llevarlo a beber (Lc 13, 15), es un ejemplo de trabajo, de modo que el exagerado deseo de cumplir la ley en su máximo alcance cae en algo imposible de realizar, y por lo tanto de exigir que se realice, y esto genera cierta alarma sobre el sistema de creencias que regula toda la convivencia. ; No puede cumplirse un poco de la ley, y otro poco no; o a veces cumplirla y a veces no, o algunos cumplirla y otros no. La ley es igual para todos/as, y desde la condición humana no hay nadie que pueda cumplirla en plenitud. El que cree poder cumplir la ley, es el que se pondrá en el lugar de exigencia a los demás para su cumplimiento; es lo que hace el principal de la sinagoga (Lc 13,14), y lo que hace Jesús es recordarle por un lado que no puede cumplir la ley en su plenitud, por lo tanto tampoco exigirle a otro que la cumpla; y por otro lado deja entrever que la utilidad que se puede hacer de la misma debe estar dedicada a los propósitos de Dios, es decir la salvación. Si la ley dice que se respete el día de reposo, y no es posible cumplir plenamente esa ley, ¿cómo hac er para poder cumplir la voluntad de Dios?

Sin dudas el sistema de creencias comienza a tener modificaciones con la presencia de Cristo en medio de la convivencia. Si Jesús es el Hijo del mismísimo Dios, y es lo que confesamos desde nuestra fe cristiana, lo que Jesús dice, entonces Dios lo dice. Y el relato de hoy nos permite reflexionar sobre la nueva dimensión que toma -en el sistema de creencias que tiene el pueblo- la ley. Cristo le da esa nueva dimensión, donde no solo cumple la función de un ente regulador o dador de límites en la convivencia, sino que también puede ser una herramienta por medio de la cual se realiza la voluntad de Dios. La voluntad de Dios no se restringe a poner límites en lo que el ser humano debe o no hacer, sino que tiene el propósito de facilitar la intención de procurar la salvación (salud-libertad). Jesús dice a la mujer: ‘eres libre de tu enfermedad’ (Lc 13, 12), y lo hace en el día de reposo en la sinagoga; lo dispuesto por la ley era el reposo para ese día, y la mujer por eso estaba en la sinagoga, y por eso Jesús se encontró con ella, y allí Jesús hace actuar la voluntad de Dios: Liberarla de su enfermedad. Esto lleva a un reacomodamiento en el sistema de creencias, por lo tanto un reacomodamiento de lo que la comunidad sostiene desde sus creencias. El rol ‘encorvado’ de la mujer enferma era sostenido por la c omunidad, una comunidad que vela por el cuidado de su sistema de creencias que en definitiva le transmite seguridad. Jesús no solo está entrando en disenso con el principal de la sinagoga, está generando una alarma en la población porque aquello que les transmitía cierta seguridad es replanteado con una nueva dimensión del uso de la ley. Población que puede comenzar a ver que es posible un sistema de creencias diferente, que regule la convivencia reconociendo la posibilidad de superar los estados de enfermedad y cautividad, que las más de las veces son sostenidos por un sistema que no contempla el propósito de Dios.

Que nuestro buen Dios siga interviniendo en nuestras realidades y creencias con la presencia de Cristo, para que tengamos la oportunidad de superar aquellas situaciones que nos aprisionan y enferman.

Fabián Paré.

lunes, 16 de agosto de 2010

EL ESCRITOR JUAN STAM PROPONE UNA MORATORIA


Nuestra iglesia evangélica, igual que la católica, parece haberse obsesionado por los temas sexuales, como si ésos fuesen los únicos problemas críticos de nuestro tiempo y como si de ellos dependiera el futuro de la iglesia y de la civilización. Temas sexuales, especialmente la homosexualidad, dominan abrumadoramente el discurso de los políticos protestantes; entre la gran mayoría de los evangélicos, la sola mención de homosexuales y lesbianos les infunde pánico. Más que sólo principios bíblicos y teológicos, que por supuesto son cruciales, parece funcionar aquí un profundo prejuicio social.

Los evangélicos, junto con los católicos, salen en masa para unirse a las marchas contra los homosexuales. Manifestaciones multitudinarias se han realizado en Costa Rica, Argentina, Brasil y muchos otros países. Es una causa popular, apoyada por el prejuicio de la sociedad misma.

No estoy minimizando la importancia de la ética sexual ni de nuestra fidelidad bíblica, pero sí quiero cuestionar las prioridades erradas de esta obsesiva campaña contra los homosexuales. ¿Por qué será que para una marcha anti-homosexual salimos a la calle por cientos de miles, pero cuando se trata de una protesta contra la corrupción en el gobierno (como el Manifiesto de la Vergüenza en Costa Rica), somos mudos y brillamos por nuestra ausencia? ¿Por que no se han unido las iglesias protestantes y católicas para organizar marchas contra las guerras de Irak y Afganistán? ¿Por qué no se les ha ocurrido a nuestros líderes religiosos una masiva protesta contra el golpe de estado en Honduras y el régimen represivo de su gobierno “democrático”?

Precisamente por eso, las iglesias evangélicas carecen de autoridad moral para que sus campañas anti-homosexuales sean convincentes. Los partidos protestantes han sido casi siempre cómplices del sistema, a veces hasta partícipes en la corrupción. Líderes ambiciosos han manipulado a los miembros ingenuos para quedar electos en puestos políticos, y ya electos no muestran una mínima comprensión de las necesidades reales del país ni una visión positiva del futuro nacional. Por eso, sus arengas contra la homosexualidad quedan en ridículo ante los sectores pensantes y críticos de la población y a veces huelen a oportunismo e hipocresía.

En amplios sectores de nuestras sociedades latinoamericanas, nuestras iglesias evangélicas se conocen más por su oposición a la homosexualidad que por cualquier otra cosa. Parece que la iglesia protestante en América Latina siempre ha necesitado algún gran enemigo con quien pelear. Es el síndrome del “anti”. Originalmente era anti-catolicismo, después anti-comunismo y anti-ecumenismo, y ahora más que otra cosa, anti-homosexual. Pero el evangelio no vive de negaciones sino de las buenas nuevas. El evangelio es el “Sí” y el “Amén” de Dios (2 Cor 1:19-20); cuando lo negativo domina en la iglesia, ella está enferma.

La cuestión homosexual no siempre tenía la importancia que ahora tiene. En los Estados Unidos, Ronald Reagen, con gran astucia, forjó una alianza entre católicos y protestantes en torno a dos temas: homosexualidad y aborto. Les hizo pensar que esos eran los mayores problemas del país y los únicos criterios para el voto. Con esa táctica ganó la presidencia y el apoyo para sus guerras en Centroamérica y sus fatales políticas económicas, de las que hoy sufrimos las consecuencias. Con la misma táctica Nixon y los dos Bush politizaron estos temas para cometer más atrocidades. Y hoy, si nos unimos con la cruzada anti-homosexual, nos estamos aliando con otras causas que son contrarias al evangelio y negativas para el futuro de nuestros países.

Por todo eso quiero proponer una moratoria, digamos de unos cinco años, en que dejemos en paz a los homosexuales y que nos dediquemos a otros temas más importantes y más evangélicos. ¡Una moratoria de diatribas homofóbicas, nada de ataques e insultos, nada de marchas populacheras! Un descanso, para volver a respirar aire fresco. Y de hecho, la causa anti-homosexual no perderá nada, porque la jerarquía católica y las grandes mayorías homofóbicas de nuestros países se encargarán de proteger la patria y la familia.

Propongo que durante este período de moratoria nos dediquemos a analizar con calma este tema, dispuestos con humildad a juzgar nuestros propios pecados, pues el juicio debe comenzar en la casa de Dios. Debemos analizar mucho más a fondo los aspectos bíblicos de este tema (exegéticos y hermenéuticos), que tienen sus bemoles muy importantes. Nos haría mucho bien recordar que los mismos pasajes denuncian la avaricia (¡los avaros no entrarán al reino de Dios, pero sí en las iglesias!); el Nuevo Testamento dice mucho más contra la avaricia y la codicia que contra la homosexualidad. Otras preguntas que requieren un análisis imparcial son: ¿es congénita la homosexualidad en algunos casos, y cómo afecta eso el tema? ¿Cómo afecta la homosexualidad, positiva y negativamente, a ellos mismos, comparado con el matrimonio heterosexual? ¿Amenazan estas prácticas a la familia y la sociedad? ¿Cómo? Confieso que no tengo respuestas a estas preguntas, pues hasta ahora no me convencen los argumentos ni de un lado ni del otro.

Una pregunta fundamental: ¿Qué significa el mandamiento de amar, el gran mandamiento de la ley, para este tema? Muchas iglesias evangélicas ahora se conocen más por su aparente odio contra otros grupos que por su amor cristiano. Con la moratoria que propongo, la iglesia evangélica podría volver a ser conocida como la comunidad de amor en Cristo y no como un enemigo más de otro sector social ¡Qué lindo sería!

Me parece que hoy la iglesia está enferma con fiebre, y necesita reposo para bajar la calentura.

Esta guerra homofóbica está haciendo mucho daño a nuestras iglesias. Es hora para una tregua. Sería muy saludable y nos haría muchísimo bien. ¡Qué lo permita Dios!

*Juan Stam es un reconocido autor evangélico de libros sobre cristianismo y Biblia

viernes, 30 de julio de 2010

TALLER SOBRE VIOLENCIA FAMILIAR


MALTRATO EN LA FAMILIA, UN PROBLEMA DE TODOS fue el título del taller sobre violencia familiar que se realizará hoy Sábado 7 de Agosto en la Iglesia Evangélica Metodista de Santa Fe, Urquiza 2943.
¿Qué entendemos por violencia en la familia? Causas, consecuencias, maltrato en la pareja, maltrato infantil. Cómo prevenir la violencia en el noviazgo y el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes fueron parte de los temas que abordó la Lic. en Psicología María Elena Mamarian.
El taller comenzó a las 09:00 y se extendió hasta las 19:00.

Los participantes pudieron tener una introducción al tema, que desde el principio puso en tela de juicio muchos de los preconceptos y creencias erróneas que hay sobre esta problemática. Fue también un espacio para expresar las inquietudes y dudas que pudieron ser ejes de interesantes reflexiones y comentarios, donde aparecieron testimonios enriquecedores. Un capítulo aparte fue el tratamiento del tema Abuso y Maltrato Infantil.
Los participantes comprendieron que la Violencia Familiar es un tema que los compromete a todos en el ejercicio de la responsabilidad, porque requiere un abordaje integral y desde los distintos roles en los que socialmente cada uno actua.
Cabe mencionar que María Elena Mamarian es coordinadora del Centro Familiar Eirene (Buenos Aires), coordinadora de diversos grupos de ayuda mutua, docente y escritora. Sus libros son "Rompamos el silencio" y "Esperanza en medio de ilusiones perdidas", publicados por Editorial Kairos.
En todos quedó la sensación de que estos encuentros son positivos en la tarea de capacitarse para ser intrumentos de cambio en la sociedad, si se aspira a hacer realidad el mensaje del Evangelio.