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lunes, 21 de marzo de 2011
CRÓNICA DEL ENCUENTRO ECUMÉNICO
Este domingo 20 de marzo, el frente de la Iglesia Metodista de Santa Fe amaneció cubierta de volantes impresos que hacían una apología de la última dictadura militar. El blanco elegido por quienes se esconden detrás de estas acciones intimidatorias, tenía la intención de empañar el encuentro ecuménico que estaba previsto a la noche con la presencia del Obispo Federico Pagura.
Sin embargo, este objetivo no se logró. Los organizadores decidieron seguir adelante con el culto ecuménico por la “Memoria, la Verdad y la Justicia”, el primero de una serie de actos conmemorativos del Foro Contra la Impunidad y por la Justicia, a 35 años del golpe cívico–militar.
La presencia de una personalidad histórica, como es la del obispo Pagura, sumada a la participación de las madres, familiares e hijos de las víctimas del terrorismo de Estado, junto a militantes de organismos de los derechos humanos, organizaciones políticas y sociales le dio un marco especial al encuentro. Miembros de la comunidad católica de Santa Fe, pertenecientes a la escuela y el coro que fundó el padre Osvaldo Catena, otro referente en la lucha por la dignidad de la vida, acompañaron musicalmente toda la liturgia.
Luego de la bienvenida a los presentes, que colmaron las instalaciones, se leyeron las adhesiones recibidas y se repudió el acto de intimidación sufrido. El templo estaba decorado con una muestra del Círculo de Dibujantes Santafesinos que expusieron durante toda la semana previa al encuentro sus trabajos sobre “Los derechos de los niños/as y adolescentes”. Entre los asistentes estaban miembros del MEDH Santa Fe, la delegada local del INADI y un representante de la legislatura local.
El desarrollo de la celebración fue coordinada por laicos de la Iglesia Metodista y el pastor Américo Jara Reyes (superintendente regional). El ex sacerdote Alberto Haquín tuvo una reflexión participativa con la gente, luego se entonó la “Canción del Caminante” de María Elena Walsh que hizo levantar los brazos y unir las manos de todos los asistentes. Un momento especial fue cuando se pidió el minuto de silencio y también de aplauso, en homenaje a todos los hombres y mujeres que desde las iglesias levantaron sus voces proféticas para denunciar los crímenes de lesa humanidad.
El Obispo Federico Pagura decidió comenzar su alocución, luego de haberse entonado un himno religioso que hablaba del Dios de Abraham, con melodía hebrea, y también de escuchar una grabación con cánticos islámicos que él mismo se encargó de proponer. Fue un claro mensaje en contra de las acciones bélicas que la Coalición Internacional desplegó sobre Libia. Fustigó a los países que dieron su apoyo a esta iniciativa y señaló que bajo el argumento de defensa a las democracias y los derechos civiles, se esconden intereses económicos y de apropiación de recursos petroleros. También mencionó la gravedad del riesgo nuclear que se desató en Japón luego del tsunami y reivindicó la acción del “Llamamiento de los Cien para Seguir Viviendo” una organización que en los ochenta denunció este peligro en el marco de la denominada Guerra Fría.
El eje del mensaje de Pagura señaló un escenario de crisis internacional, sin embargo rescató el concepto oriental de la palabra crisis a la que define también como oportunidad. En ese sentido destacó las voces proféticas que se levantan en medio de este escenario y mencionó especialmente la del teólogo Leonardo Boff, que también visualiza a las crisis como oportunidades de transformación que propicien alternativas para construir una sociedad más humana. Mencionó especialmente a los pueblos latinoamericanos que están unidos para resistir y sumar esfuerzos de unidad que se opongan a las políticas imperiales. Puso el ejemplo de Cuba, que en medio del cerco internacional y la pobreza supo generar verdaderos espacios de dignidad. También se refirió a la ola de revueltas del Cercano Oriente, que comenzó en Egipto y se extendió a otros lugares, como expresión de rebelión social que estaba contenida bajo regímenes opresivos.
Federico Pagura habló en todo momento de la responsabilidad que tienen los cristianos, y los creyentes en general. Citó a André Malraux y coincidió en que “el siglo XXI será religioso… o no será”, aunque aclaró que el sentido de lo religioso no tiene nada que ver con las concepciones fundamentalistas, hipócritas o conservadoras, sino con un espíritu de construcción colectiva que aún se da en quienes no se definen como creyentes pero trabajan para “ese otro mundo posible”. Al respecto, en varias ocasiones de su alocución, se refirió al Foro Social de Porto Alegre como un espacio de trabajo y confluencia de organizaciones que procuran alternativas políticas y económicas para una globalización diferente. Se negó a suscribir la idea de “guerra de religiones” en los conflictos bélicos de Medio Oriente y con los países de la cultura musulmán, para ello apeló a la imagen de ser familia abrahámica: la humanidad toda como parte de una misma familia cuidando de su casa, el planeta como hogar.
Luego del mensaje, el pastor Américo Jara Reyes invitó a celebrar la mesa de “común unión” abierta a todos y todas, lo que constituyó otro momento importante del encuentro ya que junto a Federico Pagura, el ex sacerdote Haquín y dos Madres de Plaza de Mayo de Santa Fe fueron quienes compartieron el pan y el vino con los participantes. El cierre de la reunión se hizo musicalmente con las canciones “Tenemos Esperanza” de Pagura y “El hombre nuevo” de Catena, canciones que invitan a profundizar el camino de “la memoria para no cometer los mismos errores, la verdad para no callar las denuncias y la justicia como aspiración de una nueva sociedad”.
El encuentro ecuménico del 20 de marzo, fue otro jalón en la historia de la comunidad metodista de Santa Fe que siempre supo del compromiso a asumir, aún en momentos muy difíciles como cuando sufrió encarcelamiento de sus dirigentes o atentados al templo. Ninguno de estos hechos amilanó la lucha en defensa de los derechos humanos.
La intimidación del domingo a la mañana tampoco. Como dice el estribillo de una canción que los metodistas suelen entonar: “la vida puede más”.
La presencia de las Madres son un símbolo que invita a seguir anticipando el Reino de Dios entre nosotros, ellas también estuvieron en la celebración
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